jueves, 1 de abril de 2010

feliz día del gallo pinto

Si a uno le dicen que hay un día del gallo pinto:

1. uno salta de alegría porque, alguien, por fin, reconoce la importancia de celebrar la fecha por la cual uno y alguien más ha felicitado a cuanto mortal le deseara feliz año dos mil diez.
2. uno espera que si jhonny cierra el paseo colón sea para hacerle campo a la olla gigante de arroz frijoles a la que adoraríamos.

Ese día, uno se dispone a salir y en el parque le embosca un perro gigante de líbido igual de grande. (post.data: los perros no abrazan).

Lo extraño, y en esto uno se tira al agua mercé de las pirañas, es que no hubiera olla gigante. Porque:

1. uno lo esperaba, sobre todo porque cerraron el paseo colón. (remítase al 2 de allá arriba).
2. hay cosas que se hacen por la divina razón de que pueden hacerse. olla gigante de gallo pinto es una.

Resultó que lo que le esperaba a uno que escapó del perro libidinoso y llegó al bendito paseo con las guayabas peladas era un montón de toldos con personas de sombrero blanco y filas y filas de otros unos (que seguro también esperaban lo del 2 de allá arriba). No quedó más que estirar la mano abierta para el pedacito de pedacito de arroz frijoles.

Lo que aprende uno de las ollas gigantes que no fueron es que igual hay señores con ojos de agua o caderas de hule y que cuando cierran el paseo colón es más fácil conseguir jirafas inflables del tamaño de una quinceañera. o, perseguir a una banda a la que pertenecen dos negros sabor que cargan cajón y guitarra respectivamente.

El día del gallo pinto también puede ser mágico, a pesar de los toldos y del arroz frijoles.
Publicado por Ana I. en 10:24 |  

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