domingo, 30 de mayo de 2010

territorio autónomo.

Para llegar tuvimos que adentrarnos en la selva con no más que un foco y la cantimplora esa que te gustaría comprar. Eso y nosotros, nosotros que éramos alba. De repente topábamos con cerca y dé la vuelta qué hacemos. De vez en cuando cruzábamos un río o diluvio.

Siglos después lo encontramos, el territorio liberado. Ese que nos esperaba desde el sétimo día y que habíamos visto sólo en sueños. Estaba escondido hace tanto entre doctrina y doctrina que ya incluso habían dejado de buscarlo los grandes antropólogos.

Y eso me mató de vos: que sabías. Que igual fuiste y buscaste.
Buscamos y el alba valía la pena.

Vení y nos quedamos acá otro par de siglos, en la entrada. Dicen que el terreno es hostil cada cuarto de hora. Pero acá en la entrada ya encontramos una lomita llena de araucarias.

¿Sabés qué me gusta? Hacer camino con vos.
Publicado por Ana I. en 11:27 |  

2 comentarios:

Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom)