sábado, 14 de agosto de 2010

El castillo

De repente te cae el mundo. Andá uno a saber que eso que ve en la cajita respira y crece y te come.

Las montañas te hablan por puro solidaridad de minoría.

Son las no sé cuánto a pesar del reloj extra y así partida a la mitad tampoco sé.

Es decir, allá tampoco supe nunca. Acá es sólo que no sé doble.

No sé. No lo hablo. Este idioma de túneles submarinos. Todavía no.

Ahora buscaría tu pecho y entonces huyo un poco a la tecla. Mañana será el rebote, mañana salto todo lo que querás.

Por ahora las tropas agrupan, hasta que amanezca.
Publicado por Ana I. en 11:22 |  

1 comentarios:

Suscribirse a: Enviar comentarios (Atom)